por Jones
Tenía 18 años y era tonto, para que andarme con rodeos, era tonto, sólo a un tonto se le ocurre atracar a punta de cuchillo (jamonero para más INRI) el estanco de su barrio.
Podría decir que me hacía falta para comer, o que no me llegaba para la hipoteca, pero no era el caso, simplemente era tonto, nunca me faltó nada, gracias a que mi madre trabajaba para mantener la casa, podría excusarme en que no tuve una figura paterna que me diera ejemplo, pero serían eso, excusas.
Pensé, “no pasa nada, es dinero fácil, rápido, y nadie sufrirá”, porque a Pepe, el estanquero en cuestión, los desperfectos y el dinero se lo repondrá el seguro.
Lo que nunca pensé es que el seguro no iba a reponerle del susto.
Ahora tengo 35 años y estoy pagando por aquello, sí, yo era tonto y la justicia de este país, lenta, muy lenta.
Ahora que he reconducido mi vida, me he casado y que tengo un niño al que mantener, me toca pagar por mi error, concretamente 3 años de cárcel, de los cuales llevo ya uno aquí dentro y a los que me leéis, si por un momento hubiera imaginado de todo lo que me iba a privar aquel atraco tonto y sin sentido, os aseguro que jamás lo hubiera hecho.
Por supuesto mi vida como la de Pepe cambió después de aquel día, nunca había visto tanta vergüenza en los ojos de mi madre, creo que de un golpe entendí todo, pero como siempre tarde. Hice lo que pude por enmendar mi error, pero lo dicho, tarde.
Hoy se cumple un año de mi encierro, mi compañero de celda, un argentino al que pillaron con medio kilo de heroína, para consumo propio alegó el pobre diablo.
Nos hicimos enseguida buenos amigos, a pesar que dice que nadie vive el fútbol como los argentinos y puede que sea cierto, sólo a los argentinos se les ocurre fundar una religión y poner de Dios a Maradona.
Este año que llevo aquí me ha privado de tanto… de mi esposa, de mi niño y de mi pasión, El Elche cf, y como burla del destino, después de 23 años pasando por 2 y 2ªb sin pena ni gloria, este año lo hemos rozado, hemos tenido en la mano el ascenso y yo lo he tenido que vivir aquí dentro, con la impotencia del que no puede acompañar a su equipo, disfrutar del espectáculo, defender sus colores de tanto agravio, con la impotencia del que no puede gritar, saltar, consolar a los suyos o encontrar consuelo, cuando injustamente nos quedamos sin en el premio, pero es que nadie dijo que esto fuera justo.
Demasiado me duele recordar aquello, como ya he dicho todo parecía una cruel broma del destino, 20 años abonado y uno en el que quedamos terceros cambian las reglas, el tercero no sube, por si fuera poco este año que estoy privado de libertad mi equipo se disputa el ascenso y un gol nos deja fuera, yo no pude vivir esa fiesta del fútbol y lo que más me duele, no pude llevar a mi niño a que la viviera.
Y sí, que nadie se lleve a equívoco, estoy aquí dentro merecidamente, quizá no en el tiempo adecuado, pero sí merecidamente, y por eso ahora soy más consciente de lo que me pierdo.
Por supuesto en un año ya me he ganado a mis compañeros de galería, la séptima concretamente. Empezando por el gaucho, tarea fácil siendo compatriota del gran Willy y de Acciari, primero Boca y luego que nadie le toque al Elche, hay dos marroquíes que con tal de integrarse son más del Elche que la Dama, y un par de chicos de Albacete, ellos este año lo han pasado peor futbolísticamente hablando, pero siempre me dicen ¡primo, este año sí!
Al resto ni les va, ni les viene, bastante tienen con intentar pasar aquí sus días, en los que poco hay que hacer, te levantas, después del desayuno das una vuelta por el patio, intentas hacer algo de ejercicio para que no se te agarroten los músculos, pero es complicado cuando te conoces palmo a palmo los 100 m2 que tiene el recinto en el que nos sueltan, después a comer y luego cada uno hace lo que puede por mejorar su vida, los hay que leen, que escriben a los suyos, que participan en algún taller formativo y yo, que decidí que mientras no pudiera ir al campo a ver a mi equipo haría lo posible por llevar mi equipo al resto.
Empezamos con tertulias en las que les contaba a mis cuatro compañeros más cercanos historias del Martínez Valero, lo que se vive y se escucha allí, como retumba el estadio, como el eco te ayuda a animar a los tuyos, también lo complicada que es la afición ilicitana, que a pesar de ser quisquillosa y criticona, a poco que le des responde con creces.
Poco a poco el número de asistentes ha ido creciendo, hay incluso un funcionario que es tan
del Elche como yo y cada lunes me deja en la celda la crónica local del As, para que esté al tanto de lo que pasa y de lo que hablan de nosotros.
Además de las charlas ahora que ya somos suficientes, hemos formado un equipo, jugamos entre nosotros, nos damos más palos que pases, cosa lógica, la cabra tira al monte, pero no sabéis lo que sentí el día que me enfundé la elástica franjiverde, el brazalete de capitán, (que aquí sirve de poco) y empecé a elegir jugadores, no sé como describirlo, pero además de orgullo sentí un peso añadido, como una responsabilidad, llevaba los colores de mi equipo y eso no es cualquier cosa.
Pero como os decía hoy se cumple un año de mi condena, y están cerca las navidades, es muy duro estar aquí dentro, pero en estas fechas cualquiera puede hundirse, saber que estás sólo, que no puedes compartir con los tuyos; Aquí sólo hay dos opciones meditar sobre lo que has hecho, ( hice en mi caso ) y querer ser mejor o dejarte llevar al otro lado, una mala noticia , un mal gesto, hace que la balanza se decante, y por supuesto ya sabéis donde hay más peso en estos sitios.
En mi tiempo aquí he visto a mucho chaval juntarse con el lado malo porque su novia ha dejado de visitarle, mucho inmigrante que no tiene a quién agarrarse y se deja llevar por lo “fácil”, es muy importante que el poco contacto que tenemos con el exterior nos dé algo de vida.
Así que cuando el director de la cárcel vino con la noticia bajo el brazo, no pude más que romper a llorar como un niño.
Nunca pensé que aquí dentro podría vivir una de las mejores experiencias de mi vida, nunca creí que privado de mi libertad, de mi familia, de mi hijo que es lo más importante, iba a sentir uno de los orgullos más grandes.
Mi Elche, el equipo de mis amores, el equipo que me hace sufrir, saltar, reír, emocionarme, enfadarme, el equipo de mi vida, viene a jugar un partido con los presos, la próxima semana vendrán los grandes, vendrán los héroes del play off, vendrán Albacar, Xumetra, vendrá Acciari, no puedo creérmelo, vendrán Pelegrín, Carpio, incluso me han dicho que Bordalás, lo mejor de todo, es que soy el último en enterarme de la noticia, ya que mis compañeros de encierro han sido los que propusieron la idea, y no sólo eso, han sido ellos los que han pedido que yo juegue con mi equipo, defendiendo mi camiseta, mis colores, no sé si lo hacen para poder darme estopa, o porque saben que sería incapaz de jugar contra ellos.
Y sí, el Elche cf ha aceptado, demostrando la calidad humana además de deportiva que tiene este equipo, no soy capaz de describir lo que siento, queda una semana para esa pachanga y se me va hacer eterna, quizá más que el año que llevo aquí, quizá más que los dos años que me quedan, quizá más que el resto de mis días.
A tres días del encuentro, el número de presos que se ha apuntado a mis reuniones ha aumentado considerablemente, ya tenemos más variedad y mucha más intensidad porque claro no todos iban a ser del Elche, hay algún murciano, un cartagenero y un par de herculanos que están deseando que llegue el partido para dejar claro de qué lado están, pero no me preocupan lo más mínimo, en cuanto vean a los jugadores ilicitanos sé que no serán capaces más que de rendirse ante ellos.
Ha llegado el día, esperando estamos a estos mortales elevados a la categoría de héroes capaces de hacernos soñar, de hacernos olvidar por unas horas lo miserable que es nuestra vida, capaces de subirnos y dejarnos caer, para que nos volvamos a levantar, gracias Elche cf por tu compromiso, gracias guerreros por vuestra entrega, gracias porque después de 20 años yendo a veros al campo, hoy me devolvéis la visita.
